domingo, 23 de noviembre de 2008

Preludio


Nunca quise abrir un blog. Pensaba que era estúpido suponer que algún perfecto desconocido se interesaría por mis anécdotas, mis opiniones, mis juicios de valor –esos que, empecinadamente, me son prohibidos en la universidad–. Sin embargo, no pocas veces he sido asidua de algún buen blog; de antemano aviso que no pretendo alcanzar ese nivel. Ayer, Alguien salió de mi vida dando un portazo, lo que de manera alguna significa que la puerta está cerrada: oscila de un lado a otro –lo hará por algún tiempo–…y de repente recuerdo a Calzadilla diciéndonos que escribiéramos, todo, cualquier cosa. Empiezo, pues, este blog, que –dicho sea de paso– no está dirigido a nadie más que a mi; excepto tal vez por la ilusión sobreviviente de que Tú lo leas y sepas, así, de mi. Buen viento y buena mar...

No hay comentarios: